lunes, 25 de julio de 2011

Celebrar, pero no el tercer puesto



La verdad, no me entusiasma tanto la idea de celebrar un tercer puesto. Prefiero contentarme con aplaudir el trabajo de Markarián y espectar con alegría el despertar del fútbol nacional. Tampoco me da como para llamarlo renacimiento, porque para que algo, o alguien, renazca es imprescindible que primero muera. Para mí el fútbol peruano no murió nunca. En cuidados intensivos estuvo, pero muerto… el peruano no es de fácil morir.
  Markarián no le dio sangre nueva a la selección. No se metió de lleno al trabajo de las divisiones menores o al corazón de las ligas distritales, donde figura tanto reciclado, pero también sobra talento joven. El “Mago” no nos sorprendió con nuevas caras, el tiempo no le daba y el buen Sergio hizo lo que tenía que hacer: echó mano de lo que disponía y, como buen estratega que es, jugó como pudo con lo que tuvo y nos sacó del fondo.
  William Chiroque tine 31 años y en la Era de Chemo Del Solar jamás fue convocado. Fue elegido mejor jugador de un partido de Copa América y está cerca de firmar por un club chileno. ¿Tuvo que llegar Markarián para que aprenda a jugar? No, tuvo que llegar para que Chiroque se la crea. Eso es lo que hizo, le devolvió la identidad al jugador nacional. Duela a quien le duela, la falta de identidad sigue siendo la principal tara de nuestra sociedad y, sin identidad, en el fútbol no existes.
  Dejemos de lado la resaca copera y tomemos con pinzas lo que somos. Markarián ya lo dijo, no hemos ganado nada. Y aunque a veces discrepo con su exceso de modestia, que parece un requisito para el éxito, buena parte de su cabeza fría es justificada.  Olvidemos que Alan les mandó el avión presidencial o que Ollanta quiere hablar con ellos y empecemos por corregir esos errores que surgen en casa. Esa capacidad para pasar del triunfalismo al derrotismo en un instante es alimentada por nuestro innato conformismo. 
  “Ya se ve otra actitud”, “Están jugando diferente”, “La base ya está”. Por favor, apartemos nuestra sed de triunfos y evaluemos lo que se hizo en el primer año de Markarián. A quiénes se enfrentó y qué se consiguió. No esperemos enfrentar a un equipo de talla mundial que desbarate nuestro esquema para que el ánimo se venga abajo y empiece la cacería de brujas.
  Disfrutemos este tercer puesto, pero sin olvidar que estamos lejos de ser primeros. Y, sobre todo, respetemos el proceso porque el trabajo complicado empieza hoy, cuando nuestro fútbol parece haber levantado la cabeza.